LECHE DE AVENA
No soy muy amiga de la ola de comer "saludable", y de sustituir lo de siempre por una cantidad de cosas raras, que más me parece asunto de moda, que materia para tomar demasiado en serio. Sin embarga, la enorme escasez que afecta en la actualidad el lugar donde vivo, que más se parece a la Alemania de la post guerra, que a un país del Caribe que nada en petróleo, me ha tocado recurrir a los sucedáneos de muchas cosas. Hace poco, en vista que quedé sin una gota de leche, y yo, en las mañanas, podría morir si no me tomo mi "marroncito", mi imprescindible café negro con su chorrito de leche, me puse a investigar en la red. El caso es que encontré una cantidad de "leches" para consuelo de los alérgicos, vegetarianos, maniáticos, snobs, faranduleros y entusiastas de la moda ( y alguno que otro que por asuntos de salud, no pueden tomar leche de animal). La que me pareció mejor, no solo por lo sencillo del método, sino porque tenía una bolsa de